LA
VIDA ES COMO UN RIO...
"Para ser fuertes hay que amarse a uno
mismo; para amarse a uno mismo hay que conocerse a fondo, saberlo todo acerca
de uno, incluso las cosas más ocultas, las que resulta más difícil aceptar:
¿Cómo se puede llevar a cabo semejante proceso mientras la vida te arrastra
hacia delante con su estrépito?
Puede hacerlo desde el comienzo solamente
quien está provisto de extraordinarias dotes. A los mortales corrientes [...]
no les queda otro destino que el de las ramas y los envases de plástico.
Alguien -o el viento-, de pronto, te arroja a la corriente de un río: gracias a
la materia de que estás hecha, en vez de hundirte, flotas; eso ya te parece una
victoria y por lo tanto, inmediatamente, empiezas a viajar, te deslizas veloz
según la dirección que te impone la corriente; de vez en cuando, a causa de
alguna maraña de raíces o de alguna piedra, te ves obligada a detenerte; allí
permaneces un tiempo, golpeada por las aguas agitadas; después el agua sube y
te libera, avanzas nuevamente; cuando la corriente es tranquila te mantienes en
la superficie, cuando hay rápidos el agua te sumerge; no sabes hacia dónde
estás yendo ni te lo has preguntado nunca; en los trechos más tranquilos tienes
ocasión de observar el paisaje, las riberas, los matorrales; más que los
detalles, ves las formas, los colores, vas demasiado rápido para ver más;
después, con el tiempo y los kilómetros, las riberas son cada vez más bajas, el
río se ensancha, todavía tienes márgenes, pero por poco tiempo. "¿Adónde
estoy yendo?", te preguntas entonces, y en ese momento se abre ante ti el
mar.
Gran parte de mi vida ha sido así. Más
que nadar, he manoteado desordenadamente. Con gestos inseguros y confusos, sin
elegancia ni alegría, tan sólo he conseguido mantenerme a flote.
(S.Tamaro
"Donde el corazón te lleve")
LAS PERSONAS SOMOS UN REGALO
Las personas somos un regalo.
Algunas están magníficamente
envueltas;
desde el primer vistazo son
atrayentes.
Otras están envueltas con un
papel muy ordinario.
Algunas han sido estropeadas
por el correo.
A veces, es posible que
tengan una distribución especial.
Pero el envoltorio no es el regalo.
A veces el regalo es difícil
de abrir,
y hay que buscar ayuda.
¿Quizá porque da miedo?
¿Quizá porque hace daño?
¿Quizá porque ya ha sido
abierto y menospreciado?
Yo soy un regalo,
y, en primer lugar, para mí
mismo.
¿He mirado bien en mi
interior?
¿Tengo miedo de hacerlo?
Quizás nunca he aceptado el
regalo que soy yo.
Es posible que, dentro de
mí,
haya alguna cosa distinta de
la que imagino.
Soy un regalo.
En primer lugar para mí
mismo,
y, después, para los otros.
Cuento de las
dos vasijas
Un aguador de la India tenía sólo dos grandes vasijas
que colgaba en los extremos de un palo y que llevaba sobre los hombros. Una
tenía varias grietas por las que se escapaba el agua, de modo que al final de
camino sólo conservaba la mitad, mientras que la otra era perfecta y mantenía
intacto su contenido. Esto sucedía diariamente. La vasija sin grietas estaba
muy orgullosa de sus logros pues se sabía idónea para los fines para los que
fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba avergonzada de su propia
imperfección y de no poder cumplir correctamente su cometido. Así que al cabo
de dos años le dijo al aguador:
-Estoy avergonzada y me quiero
disculpar contigo porque debido a mis grietas sólo obtienes la mitad del valor
que deberías recibir por tu trabajo.
El aguador le contestó:
-Cuando regresemos a casa quiero
que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino.
Así lo hizo la tinaja y, en
efecto, vio muchísimas flores hermosas a lo largo de la vereda; pero siguió
sintiéndose apenada porque al final sólo guardaba dentro de sí la mitad del
agua del principio.
El aguador le dijo entonces:
-¿Te diste cuenta de que las
flores sólo crecen en tu lado del camino? Quise sacar el lado positivo de tus
grietas y sembré semillas de flores. Todos los días las has regado y durante
dos años yo he podido recogerlas. Si no fueras exactamente como eres, con tu
capacidad y tus limitaciones, no hubiera sido posible crear esa belleza. Todos
somos vasijas agrietadas por alguna parte, pero siempre existe la posibilidad
de aprovechar las grietas para obtener buenos resultados.
LOS DEMÁS Y MI AUTOESTIMA
Una dependiente le vendió unos pantalones
de un amarillo rabioso a un muchacho que parecía encantado con su compra.
Al día siguiente volvió el muchacho
diciendo que quería cambiar los pantalones. El motivo: "No le gustan a mi
novia".
Una semana más tarde regresó de nuevo, todo
sonriente, a comprar otra vez los dichosos pantalones. "¿Ha cambiado su
novia de opinión?", le preguntó la dependienta.
"¡No!",
respondió el joven. "He cambiado yo de novia".
**********
La madre: "¿Qué es lo que le gusta a tu novia de ti?"
El hijo: "Piensa que soy guapo, inteligente y simpático y que
bailo muy bien.
La madre: "¿Y qué es lo que te gusta a ti de ella?"
El hijo: "Que piensa que soy guapo, inteligente y simpático y que
bailo muy bien"
(Cfr.
A. de Mello: "La oración de la rana 1")
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