jueves, 29 de septiembre de 2016

MI VALOR COMO PERSONA

LA VIDA ES COMO UN RIO...

      "Para ser fuertes hay que amarse a uno mismo; para amarse a uno mismo hay que conocerse a fondo, saberlo todo acerca de uno, incluso las cosas más ocultas, las que resulta más difícil aceptar: ¿Cómo se puede llevar a cabo semejante proceso mientras la vida te arrastra hacia delante con su estrépito?

      Puede hacerlo desde el comienzo solamente quien está provisto de extraordinarias dotes. A los mortales corrientes [...] no les queda otro destino que el de las ramas y los envases de plástico. Alguien -o el viento-, de pronto, te arroja a la corriente de un río: gracias a la materia de que estás hecha, en vez de hundirte, flotas; eso ya te parece una victoria y por lo tanto, inmediatamente, empiezas a viajar, te deslizas veloz según la dirección que te impone la corriente; de vez en cuando, a causa de alguna maraña de raíces o de alguna piedra, te ves obligada a detenerte; allí permaneces un tiempo, golpeada por las aguas agitadas; después el agua sube y te libera, avanzas nuevamente; cuando la corriente es tranquila te mantienes en la superficie, cuando hay rápidos el agua te sumerge; no sabes hacia dónde estás yendo ni te lo has preguntado nunca; en los trechos más tranquilos tienes ocasión de observar el paisaje, las riberas, los matorrales; más que los detalles, ves las formas, los colores, vas demasiado rápido para ver más; después, con el tiempo y los kilómetros, las riberas son cada vez más bajas, el río se ensancha, todavía tienes márgenes, pero por poco tiempo. "¿Adónde estoy yendo?", te preguntas entonces, y en ese momento se abre ante ti el mar.

      Gran parte de mi vida ha sido así. Más que nadar, he manoteado desordenadamente. Con gestos inseguros y confusos, sin elegancia ni alegría, tan sólo he conseguido mantenerme a flote.
                                                                  
(S.Tamaro "Donde el corazón te lleve")

 

 

LAS PERSONAS SOMOS UN REGALO




Las personas somos un regalo.
Algunas están magníficamente envueltas;
desde el primer vistazo son atrayentes.
Otras están envueltas con un papel muy ordinario.
Algunas han sido estropeadas por el correo.
A veces, es posible que tengan una distribución especial.

Pero el envoltorio no es el regalo.
A veces el regalo es difícil de abrir,
y hay que buscar ayuda.
¿Quizá porque da miedo?
¿Quizá porque hace daño?
¿Quizá porque ya ha sido abierto y menospreciado?

Yo soy un regalo,
y, en primer lugar, para mí mismo.
¿He mirado bien en mi interior?
¿Tengo miedo de hacerlo?
Quizás nunca he aceptado el regalo que soy yo.
Es posible que, dentro de mí,
haya alguna cosa distinta de la que imagino.

Soy un regalo.
En primer lugar para mí mismo,
y, después, para los otros.




Cuento de las dos vasijas

Un aguador de la India tenía sólo dos grandes vasijas que colgaba en los extremos de un palo y que llevaba sobre los hombros. Una tenía varias grietas por las que se escapaba el agua, de modo que al final de camino sólo conservaba la mitad, mientras que la otra era perfecta y mantenía intacto su contenido. Esto sucedía diariamente. La vasija sin grietas estaba muy orgullosa de sus logros pues se sabía idónea para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba avergonzada de su propia imperfección y de no poder cumplir correctamente su cometido. Así que al cabo de dos años le dijo al aguador:
-Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas sólo obtienes la mitad del valor que deberías recibir por tu trabajo.
El aguador le contestó:
-Cuando regresemos a casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino.
Así lo hizo la tinaja y, en efecto, vio muchísimas flores hermosas a lo largo de la vereda; pero siguió sintiéndose apenada porque al final sólo guardaba dentro de sí la mitad del agua del principio.
El aguador le dijo entonces:
-¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino? Quise sacar el lado positivo de tus grietas y sembré semillas de flores. Todos los días las has regado y durante dos años yo he podido recogerlas. Si no fueras exactamente como eres, con tu capacidad y tus limitaciones, no hubiera sido posible crear esa belleza. Todos somos vasijas agrietadas por alguna parte, pero siempre existe la posibilidad de aprovechar las grietas para obtener buenos resultados.


LOS DEMÁS Y MI AUTOESTIMA
    Una dependiente le vendió unos pantalones de un amarillo rabioso a un muchacho que parecía encantado con su compra.
    Al día siguiente volvió el muchacho diciendo que quería cambiar los pantalones. El motivo: "No le gustan a mi novia".

    Una semana más tarde regresó de nuevo, todo sonriente, a comprar otra vez los dichosos pantalones. "¿Ha cambiado su novia de opinión?", le preguntó la dependienta.

"¡No!", respondió el joven. "He cambiado yo de novia".
**********
La madre: "¿Qué es lo que le gusta  a tu novia de ti?"

El hijo: "Piensa que soy guapo, inteligente y simpático y que bailo muy bien.

La madre: "¿Y qué es lo que te gusta a ti de ella?"

El hijo: "Que piensa que soy guapo, inteligente y simpático y que bailo muy bien"
(Cfr. A. de Mello: "La oración de la rana 1")

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