lunes, 19 de marzo de 2018

AGNÓSTICOS Y SEMANA SANTA DE SEVILLA


¿Agnósticos en Sevilla?


JAVIER ESCALERA.        Recomienda esta noticia

¿Se puede ser agnóstico en una ciudad como ésta? Esta pregunta sólo se explica desde una concepción de la religiosidad como algo separado y ajeno a las otras múltiples facetas de la vida social, así como por la reduccción de la religiosidad a la religión institucional. La religiosidad, incluida la religión, es una dimensión que forma parte y está inserta en el conjunto complejo de dimensiones y expresiones económicas, políticas, ideológicas,… que configuran la realidad social de cualquier pueblo. Pero si ello es así de manera general, en el caso sevillano y andaluz adquiere una particular significación. En contraste con la impresión que causa la abundancia e importancia de las manifestaciones de carácter formalmente religioso, Andalucía es una de las sociedades con más bajo índice de práctica religiosa del orbe católico. Asimismo, en Andalucía se han dado históricamente algunas de las manifestaciones de anticlericalismo e iconoclastia más fuertes y con un más amplio respaldo social. La Tierra de María Santísima es, a la vez, una de las que menor arraigo han tenido y tienen la ideología y las prácticas religiosas ortodoxas.

En este orden de paradojas, por supuesto que no sólo se puede ser agnóstico en Sevilla, sino que, siéndolo, muchas personas participan de un modo u otro en algunas de las manifestaciones de la religiosidad sevillana. Entre todas ellas y de manera especialmente intensa en la gran fiesta de la ciudad, la Semana Santa. El relativismo ideológico, que es uno de los rasgos que caracterizan colectivamente a los andaluces, hace perfectamente posible ser agnóstico e incluso ateo y sentirse identificado con alguno o algunos de los múltiples aspectos que integran una manifestación cultural tan rica y compleja como la Semana Santa. Es el mismo rasgo que hace posible igualmente la existencia de personajes tan sevillanos como el intelectual capillita o el capillita progre, de los que han habido y hay conocidos y aún ilustres ejemplos.
En Andalucía existen formas particulares de creencias supernaturalistas, prácticas devocionales y manifestaciones rituales colectivas que constituyen en su conjunto lo que podemos considerar como la religiosidad andaluza, cuyos rasgos fundamentales están en conexión con algunos de los marcadores profundos de su especificidad cultural: la tendencia a la personalización de las relaciones sociales, que se manifiesta en la importancia crucial de las imágenes y su individualización; el citado relativismo ideológico, que permite utilizar símbolos, elementos, contextos y lugares de la religión oficial para desarrollar y expresar dicha religiosidad; la centralidad de la sociedad local como marco de la vida social, que explica la existencia de una fuerte identificación de los miembros de cada colectividad de barrio, pueblo o ciudad con determinados símbolos religiosos; la matrifocalidad que caracteriza de manera notable a la sociedad andaluza, y que se manifiesta en el protagonismo casi absoluto de la imagen femenina como representación de la divinidad a través de las múltiples advocaciones de María.
Estas expresiones no oficiales de la religiosidad no aparecen adscritas, por lo tanto, a una determinada parte de la sociedad, como frecuentemente se tiende a admitir implícitamente cuando se habla de la “religiosidad popular”, identificando lo popular con lo subalterno, lo iletrado, lo inculto…, sino que, aunque en forma diferente, en ellas participan en gran medida también los integrantes de las élites locales. El ejemplo paradigmático de ello lo constituyen las hermandades y cofradías sevillanas, históricamente controladas en su mayoría por los representantes de esas élites, salvo casos y momentos excepcionales, pero que han constituido y constituyen formas de expresar la religiosidad diferentes a las de la religión oficial e incluso en muchas ocasiones, abiertamente enfrentadas a ella y a sus representantes institucionales, situación de la que existen episodios de plena actualidad.

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